España cuenta con una buena posición de partida para impulsar la Administración digital. En efecto, a lo largo de las últimas décadas, se ha producido una importante inversión en la digitalización de las administraciones públicas que ha situado nuestro país en la segunda posición del Índice de Digitalización de la Economía y la Sociedad (DESI) en 2019
La situación excepcional generada por la pandemia de la Covid-19 ha puesto de manifesto la urgencia y necesidad de desarrollar una Administración digital que pueda responder a las necesidades de los ciudadanos de una forma más ágil y efectiva. El reto, por tanto, se encuentra en poder desarrollar unos servicios públicos digitales más inclusivos, eficientes, personalizados, proactivos y de calidad para ciudadanos, ciudadanas y empresas.
La Administración necesita emplearse a fondo para adoptar metodologías de trabajo que están resultando ser muy efectivas en otros sectores. En este sentido, las metodologías ágiles pueden ayudar a ser más efectiva, muchas de esas dificultades están relacionadas con las personas que forman parte de las administraciones públicas, de los ciudadanos en definitiva de la sociedad, esta transformación digital implica una gestión del cambio de mentalidad.
Siempre se ha hablado de que la Administración necesita ser mucho más digital, pero más allá, el foco debería estar puesto en algo mucho más profundo y que es la base del funcionamiento de todo: las personas.
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